septiembre 15, 2021

KM 55

 



Para llegar a mi km 55 tuve que despegar mis pies del suelo,

abrir puertas y ventanas clausuradas, sentarme a platicar con mis ancestros y perdonarle a la vida los errores.

Construí mi universo, dejando atrás un doloroso pasado, maticé mis días de azul, y convertí las tristezas en versos.

Me regalé un jardín de etéreos girasoles, en las tardes me siento bajo un árbol de sombra ancha para observar mis trayectos transitados. Me encanta lo que veo. Soy feliz.

Hoy veo con amor las cicatrices, las lágrimas saladas, las noches interminables, los días desolados y las equivocaciones; todo lo guardo en el cielo que me bendice a diario, en el sol, la luna y las estrellas que marcan mis veredas, en mis huellas y los rincones donde guarezco mis tormentas.

Km 55, carretera libre, alas abiertas, los sueños en la bolsa, las botas puestas y los vaqueros abotonados, destino y punto de fuga, ahí te voy, y en cada despertar a conquistar la vida.

 

¡Bienvenido seas KM55!





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