julio 29, 2010

120 aniversario de la muerte del genial pintor Vincent van Gogh.




Autor de oscuras y sombrías, y a veces descarnadas obras, en las que expresó la miseria y el sufrimiento de la humanidad, el pintor post-impresionista Vincent van Gogh se suicidó hace 120 años, como resultado de una constante depresión que lo aquejaba de muchos años.

Hijo de un pastor protestante, el artista plástico nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zunder, Holanda, aunque vivió la mayor parte de su vida en Francia; su obra influyó de forma decisiva en el movimiento expresionista.

Desde su juventud demostró tener un temperamento fuerte y un carácter difícil, que habría de frustrar todo empeño que emprendía. A los 27 años ya había trabajado en una galería de arte, dado clases de francés, sido estudiante de teología y evangelizador entre los mineros de Wasmes, en Bélgica.

Sus experiencias como predicador aparecen reflejadas en sus primeras composiciones sobre campesinos, de las cuales la más conocida es la tosca y directa “Los comedores de papas” (1885), uno de los 10 únicos grabados que el pintor hizo a lo largo de su carrera.

De acuerdo con datos biográficos del artista, en 1886 fue a París a vivir con su hermano Theo van Gogh, quien era marchante de arte, y allí se familiarizó con los nuevos movimientos artísticos que estaban en pleno desarrollo.

Influido por la obra de los impresionistas y por la de los grabadores japoneses, como Hiroshige y Hokusai, comenzó a experimentar con las técnicas de la época. Más adelante adoptó los brillantes matices pictóricos de artistas franceses como Camille Pissarro y Georges Seurat.

En 1888 dejó París y se trasladó al sur de Francia con la esperanza de atraer a algunos de sus amigos y fundar con ellos un Taller del Mediodía. Bajo el Sol ardiente de Provenza pintó escenas rurales, cipreses, campesinos y otras características de la vida de la región.

Durante ese periodo, el artista empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos, relacionados con obras tan conocidas como “Dormitorio en Arles” (1888) y “Noche estrellada” (1889).

También de esta época es “Descargadores en Arles” (1888) y “Les Vessenots en Auvers” (1890).

Para él, todos los fenómenos visibles, pintados o dibujados, parecían estar dotados de una vitalidad física y espiritual, que logra contagiar al pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París, para que fuera a verle a Arles.

Menos de dos meses después empezaron a tener violentos enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh, fuera de sí, amenazó a Gauguin con una navaja; esa misma noche, sumido en un profundo remordimiento, el holandés se cortó parte de una oreja.

Estuvo internado durante un tiempo en un hospital de Arles y un año en el manicomio de Saint-Remy, situado en esa misma región.

Durante ese periodo trabajó entre los varios ataques de locura que sufrió. Más tarde pasó tres meses en Auvers, bajo los cuidados de un médico cordial y comprensivo, cuyo retrato pintó (“El doctor Paul Gachet”, 1890).

Luego de acabar su inquietante “Cuervos sobre el trigal” (1890) se disparó un tiro el 27 de julio de 1890 y falleció dos días después a consecuencia de la herida.

Las más de 700 cartas que escribió a su hermano Theo (publicadas en 1911) constituyen un documento extraordinario sobre la vida de un artista y su producción, de una abundancia inusitada: cerca de 750 cuadros y mil 600 dibujos.

En 1973 fue inaugurado en Amsterdam el Museo Vincent van Gogh, que contiene más de mil pinturas, dibujos y cartas del artista, así como también efectos personales.

julio 18, 2010

Cafe de invierno!


Vagando esta tarde de domingo por los blogs de mis amigos me encuentro con que algunos portales están cerrados, o de vacaciones, hay quienes ya no tienen letras que escribir, se les acabo la inspiración, otros simplemente se fueron, yo he tenido días iguales, días de café frío, amargo, acido, café de mala calidad, pero me he resistido a cerrar o irme de vacaciones, me dedique a compartir lo que otros han escrito. He estado esperando el invierno para refrescar mis deseos de escribir, para germinar  mis pensamientos y sobre todo mis sentimientos, deslizar mis dedos contra las teclas de mi ordenador, y poder hablar, escribir, leer, llorar, reír, sorprenderme y buscar aquí en este mundo tan extraño, tan lejano y cercano a la vez, buscar esa sensación de amar la soledad, sin estar sola.
El invierno en El Salvador este año ha sido un poco extraño, no sabría decir si ha sido copioso o seco, pueden pasar hasta quince días sin llover, con un calor infernal y de pronto llueve 10 minutos, increíblemente en escasos 10 o 15 minutos cae la cantidad de agua que suele acumularse en 15 días de lluvias normales, colapsan los drenajes, los ríos, mi casa se ha inundado un par de veces, pero dentro del caos acuático que nos ha tocado pasar por causa de que las tuberías de las casas no son aptas para la cantidad de agua que cae en minutos, mi jardín se ha puesto precioso, tiene una gama de verdes que se alojan en mi interior refrescando mi alma, la tarde es maravillosa, caen unas cuantas gotitas de lluvia y otras se suspenden en las puntas de las hojas desafiando la gravedad, mi hija menor a sembrado en su huerta una plantita de ayote, algunas palomitas vienen a comer del plato de comida de nuestra perrita, la casa se ha puesto oscurita, como en letargo, me acompaña una vela y al fondo las cuerdas de la guitarra de mi segundo hijo, suenan como si leyeran las partituras de mi corazón, como si las cuerdas supieran cuanto le amo, y vibran con este amor.
Con los años he aprendido que no debemos dejar guardado nada en el corazón, sacar de adentro alegrías y tristezas, palabras de amor, como de malestar, no dejar pasar ni una sola oportunidad de felicidad, he aprendido a disfrutar de mi soledad, de mi silencio, de mis logros y de mis errores, después de todo yo a esta vida vine aprender, y como aprendiz de la vida tengo derecho a equivocarme, he aprendido a golpe y dolor que no debo de callar nada, ser y expresarme, por eso vuelvo con un café lleno de emociones, vuelvo a buscar las noches mágicas, esas madrugadas que me pertenecen, adonde me encuentro conmigo misma, adonde surge la mujer que vive sus inviernos a plenitud, la amante de la luna, la eterna enamorada de las estrellas, la que escribe sobre las gotas de lluvia, simplemente un ave nocturna con ansias de volar.
En todo este tiempo de ausencias, me ha tocado despedirme de algunos seres amados, he llorado incansablemente la tristeza de la muerte, pero también he llorado con infinita emoción celebrando la vida, y es con eso que quiero iniciar el café de esta madrugada, celebrando la vida, la llegada de un nuevo miembro a este clan al que pertenezco.

julio 07, 2010

LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE




Los Estatutos Del Hombre
Thiago de Mello


Artículo 1.
Queda decretado que ahora vale la vida,
que ahora vale la verdad,
y que de manos dadas
trabajaremos todos por la vida verdadera.

Artículo 2.
Queda decretado que todos los días de la semana,
inclusive los martes más grises,
tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.

Artículo 3.
Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas,
que los girasoles tendrán derecho
a abrirse dentro de la sombra;
y que las ventanas deben permanecer el día entero
abiertas para el verde donde crece la esperanza.

Artículo 4.
Queda decretado que el hombre
no precisará nunca más
dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
como la palmera confía en el viento,
como el viento confía en el aire,
como el aire confía en el campo azul del cielo.

Parágrafo único:
El hombre confiará en el hombre
como un niño confía en otro niño.

Artículo 5.
Queda decretado que los hombres
están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar
la coraza del silencio
ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa
con la mirada limpia,
porque la verdad pasará a ser servida
antes del postre.

Artículo 6.
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada por el profeta Isaías,
y el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.

Artículo 7.
Por decreto irrevocable
queda establecido
el reinado permanente
de la justicia y de la claridad.
Y la alegría será una bandera generosa
para siempre enarbolada
en el alma del pueblo.

Artículo 8.
Queda decretado que el mayor dolor
siempre fue y será siempre
no poder dar amor a quien se ama,
sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor.

Artículo 9.
Queda permitido que el pan de cada día
tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga siempre
el caliente sabor de la ternura.

Artículo 10.
Queda permitido a cualquier persona,
a cualquier hora de la vida,
el uso del traje blanco.

Artículo 11.
Queda decretado, por definición,
que el hombre es un animal que ama,
y que por eso es bello,
mucho más bello que la estrella de la mañana.

Artículo 12.
Decrétese que nada estará obligado ni prohibido.
Todo será permitido.