enero 25, 2015

ANOCHE SOÑÉ CONTIGO



Anoche soñé contigo, 

fuimos tan felices en ese instante de inconsciencia mutua, ignoro adonde quiera que tú estés, sin embargo, sé llegar con esta sed de amar, sed que solo en tus sueños puedo calmar. Sé que soñaste conmigo. Fuiste tan feliz que aun lo siento en mi despertar. Reviso ese mapa incomprensible, trayectos sin puntos cardinales, aun así, no dejo de buscarte cada día, cada instante, cada sueño. 
Cuándo vas a llegar, ya necesito hablarte bajito al oído, tocarnos el alma en una mirada, acariciarnos la piel, reírnos hasta el amanecer, soltar esta soledad que nos amarra a un destino que no queremos más. Sueños, horas lanzadas al azar, allí donde anoche nos amamos, sin dejar desperdicio, para volver a esperarnos hasta que la magia del inconsciente nos vuelva a dar un minuto para amarnos, entregarnos sin reserva, y sentir esa sonrisa de placer, que llega con los primeros destellos de nuestro amanecer. 

Anoche, anoche soñé contigo… 

© 2015. Mayela Bou

enero 13, 2015

Síndrome del Anidamiento



Cuando las mujeres pasamos por un embarazo, en la 37 semana de gestación más o menos, biológicamente se produce la hormona de la oxitocina, que es responsable de las conductas maternales y de preparar el cuerpo para el parto.  Esto es lo que todas las mujeres, comunes, normales y corrientes, y  que no somos medicas, conocemos como “Síndrome de Anidamiento.”
Y bajo este síndrome todas las especies construimos con especial amor un nidito para esperar a nuestras crías. Entre los efectos, está esa desesperación por tener la casa impecable, en perfecto orden. Y sobre Ttodo que no vaya a faltar nada que el bebe pueda necesitar.
Cuando tuve mi primer embarazo hace 23 años, pase por esa etapa pero la desconocía, solo recuerdo la obsesión porque todo estuviera en su lugar para la llegada de Pablo. Con el segundo embarazo que fue hace 20 años, ya conocía  el síndrome, y pude observarme hasta guardando cosas en bolsas herméticas, como si algún diluvio se nos fuera a venir, había que estar preparada para todo, a Rodrigo no le podía recibir sin su respectivo nidito. Tengo presente a su hermano anidando junto a mí.
El ultimo de mis embarazos fue hace 15 años, para Fátima creo que anidé las 39 semanas, jajajajaja! No paraba de preparar cada detalle, y sus hermanos anidando conmigo, y como sin haberme hecho previamente un ultrasonido yo ya sabía que era una niña, eso era motivo de fiesta en nuestra casa,  sus hermanos estaban felices de saberse con hermanita nueva, cada día fue de preparar el nido. Recuerdo que los chicos junto a su papá, habían cultivado canastas de  jardín, era hermoso, con muchas flores de todos colores, para que la niña tuviera un lindo vergel.  No recuerdo haber puesto nada en bolsas herméticas, pero si tenerle lista su primera calzoneta para ir a la playa.
Así llegaron mis hijos, entre nido y nido, y por estos 23 años he tratado de abrigarlos con esa ala protectora de las madres, esa que nos viene de dimensiones desconocidas, así como ese ojo que tenemos en la espalda y ese oído flotante que todo lo escucha.
15 años ya de mi último embarazo, y sin imaginarlo vuelvo a tener el síndrome de anidamiento. Que conste, NO estoy embarazada.  De mis hijos la más chiquita es la que se ha ido más tiempo de vacaciones fuera del país, por lo tanto, esperarla después de tres meses lejos de casa, ha sido como preparar el nido para su regreso. Aquí estoy entre pintura para las paredes de su cuarto, ropa de cama, flores, detalles, empiñadas, el jardín,  peluches, velas, carteles, etc. Esperando a la niña de mis ojos, contado los días, sintiendo ese palpitar diferente en el corazón, ese que tiene el sonido de su nombre, escuchando instrucciones de sus hermanos de cómo hacer las cosas, según el gusto de ella. Aquí, contando minutos, con los ojos llenitos de luz, plasmando en letras esta fiesta de mi corazón, limpiando el nido, ese que construí hace 23 años y que disfruto cada día de mi vida, aun sabiendo que un día se quedara vacío.  Estos meses de su ausencia son el primer simulacro para ese día en el que abra sus alas y alce vuelo, y en el que sin duda le daré el más amoroso de los impulsos.


Mientras tanto habrá fiesta en este nido!!  

enero 11, 2015

¡Ay amor!



¡Ay amor!
¡Ay mujer! que me arrebatas la vida,
me matas lentamente con gotas
de amarga indiferencia.
Y aun así, yo te nombro todavía.
Clamo al cielo una hora más de vida
para vivir-la en tus profundos ojo negros,
de donde nunca saldré con  vida.
Clemencia! Mujer, dice esta letanía.
Morir en tu cuerpo es lo único
que al cielo yo le pediría.

(Máximo Noctem)