junio 07, 2013

“Curamos mal de amor y herejías”


En una clínica muy limpia y remilgada
colgaba un anuncio en dos tajadas,
en la primera se leía:
“Curamos mal de amor y herejías”,
en el segundo se visualizaba:
el precio y la cura que se le realizaba.

Entró un caballero, muy guapo y de sombrero,
enfermo de amores y con cara de borrego.
La doctora, que se encontraba esperando desde enero
preguntó al paciente que si llevaba dinero.

Cúreme usted doctora mía éste mal que me tiene ciego,
escribo sin parar versos de amor, y por las noches en mi tintero navego.
Le hablo a la dulcinea como si fuera yo Don quijote,
después me duele la cabeza y grito como un coyote.
Sáneme doctora que esta enfermedad del amor me acongoja,
me trae delirando, y por la noches soñando
que caminamos con mi amada por La Rioja.
Me voy a volver loco, de pensar en su boca roja,
y lo peor de todo, es que la condenada, se muerde
los labios frente a mi  y ni siquiera se sonroja.


A ver… a ver… _dijo la doctora un poco preocupada,
te voy a revisar para buscar la enfermedad mencionada.
En los ojos te veo una luz disimulada,
será que buscas a una gitana encantada?
Déjame ver tus manos_ dijo la doctora apresurada...
Por Dios! caballero, sí que me tienes preocupada!
tus manos se mueren por dar caricias a tu amada,
y dónde pues habita esta pasmada que no viene
a que tus manos la dejen extasiada?

Pensativa la doctora…
y muy preocupada
sentòse en una mesa retirada
a pensar en un brebaje que de amor al caballero sanara

Acércate noble caballero, mírame a los ojos  y quítate el sombrero,
te diré mi pócima secreta porque te quiero.
Párate frente a un espejo
y con mucho vigor declárale tu amor,
que nada te detenga, ni te produzca temor.
Súbela a volar en tu tintero y que aunque ella piense
que de la cabeza estas un poco huero
háblale de amor y será un tiro certero

Embelesada  con tus versos quedara la pasmada
que ha pasado tanto tiempo de ti enamorada.
Anda noble caballero aprendiz de don quijote,
soñador de veleros, dueño de tu pluma y tu tintero
declárale tu amor y vive feliz con ella como un cipote!


Me voy doctora mía…
Ya no  siento esa agonía,
ahora solo sueño que bordeando en la ensena
Trincare a mi dulcinea amada y le quitare la cara de pasmada!

 ¡Un momento caballero…!
Qué no ha leído usted el letrero escrito y muy certero?
Léalo  pues bien…
usted debe pagar por mis servicios prestados,
que no son nada regalados,
y si no anda ni centavos
se me va bajando los calzoncillos apretados.
Porque la doctora necesita que le paguen aunque sea con amor
los servicios prestados por quitarle ese dolor,
y vaya caballero que con usted  quedaran bien pagados
y yo enferma de amor con los ojos apagados.


© 2008. Mayela Bou