septiembre 15, 2015

¡Kilómetro 49!

Cada cumpleaños tiene lo suyo, pero tenemos años o kilómetros, como les llamo yo, que son sumamente especiales. Este día arribo a mi kilómetro 49, la antesala que me  prepara para la llegada de una nueva década en mi vida, por lo tanto he decidido vivir con mágica intensidad la despedida de mis 40´s, mi último año de cuarentona.
En los 40´s aprendí a soltar todo aquello que me causó dolor, enojo y sufrimiento, y lo mejor de todo, soltar sin culpa alguna. Me  aferré  a mi verdad, a mi  esencia y poco a poco llegó la tranquilidad del alma, con esa sensación de  gotas de roció que bañan amorosamente mis áridas tierras.
Despedirme del km 48 ha sido hermoso, éste sin más ni menos se caracterizó por ser el año de las cicatrices, las del cuerpo y las del alma. Con ellas ahora cerradas, puedo ver hacia adelante un futuro más claro y un trayecto trazado a base de equivocaciones, pero que ahora sin duda me llevan a ese lugar donde persigo estar.
Soy una mujer de versos y pasiones, de música,  fiestas y sangre ardiente, de convicciones conquistadas, y mágicos amores. Una mujer que ama la sencillez de lo cotidiano, las lluvias de septiembre, las lunas y estrellas de mi universo, y los amigos que nutren mi corazón. Soy una mujer ahora capaz de abrazar a su niña, sin miedo a reproches, ella y yo ahora en perfecta comunión de complicidad y ternura. Soy la mujer amante de interminables  noches de lectura,  de carcajadas libres,  de palabras sueltas, y con la práctica de saber regalar una buena puteada sin perder la elegancia. Los 40´s,  son los que me hicieron realmente la mujer que ahora soy y seré el resto de mi caminar.
Abrazo este nuevo año de vida que comienza, busco mi centro y hago una reverencia a las primaveras e inviernos que ya se han ido. Pido al universo me permita acabar lo inacabado, llegar al lugar deseado, abrir las puertas de lo antes cerrado,  caminar de la mano con mis sueños, disfrutar cada minuto con mis seres amados, y tener la valentía de tomar la vida cada día. Pido al destino me ayude a construir lo anhelado, a fortalecer lo  acabado, a darle al mundo lo mejor de mí.

Pido a las musas me revelen mágicas letras y guarden sus secretos en mi pluma, que sean ellas quienes me dejen respirar el aroma de las flores etéreas, saborear la alegría de la juventud eterna, y poseer un halo de misterio en el arte para poder ver con los ojos del alma.
Pido al universo un año más, y recorrer un nuevo kilómetro de vida. Prometo cuidarlo con alegrías, flores, sueños, tertulias, copas de vino,  trabajo y amigos, familia y amor del bueno. Prometo vivir un día a la vez.


Bienvenido seas kilómetro 49!