mayo 26, 2011

Mi balletista llega a sus 12 años

Cada día desde que te conocí, te veo hacerle una reverencia a la vida, y eso me dice realmente quien eres y porque te amo de esta manera.




‘¿De dónde vine yo? ¿Dónde me encontraste?’, pregunta la niña a su madre.

Ella llora y ríe al mismo tiempo, y estrechándola contra su pecho le responde: Tú estabas escondida en mi corazón, amor mío, tú eras su deseo.

- Estabas en las muñecas de mi infancia; y cuando, cada mañana, yo modelaba con arcilla la imagen de mi dios, en verdad te hacía y deshacía a ti.

- Estabas en el altar junto a la divinidad de nuestro hogar; al adorarla, a ti te adoraba.

- Has vivido en todas mis esperanzas, en todos mis amores, en toda mi vida y en la vida de mi madre.

- El Espíritu inmortal que preside nuestro hogar te ha albergado en su seno desde el principio de los tiempos.

- En mi adolescencia, cuando mi corazón abría sus pétalos, tú lo envolvías como un flotante perfume.

- Tu delicada suavidad aterciopelaba mis carnes juveniles, como el reflejo rosado que precede a la aurora.

- Tú, la predilecta del cielo; tú, que tienes por hermana gemela la prima luz del alba has sido traída por la corriente de la vida universal, que al fin te ha depositado sobre mi corazón.

- Mientras contemplo tu rostro, me siento sumergida en una ola de misterio: tú, que a todos perteneces, te has echo mía.

- Te estrecho contra mi corazón, temerosa de que escapes. 



¿Qué magia ha entregado el tesoro del mundo a mis frágiles brazos?’

Rabindranath Tagore.





NUESTRA CANCIÓN
 

FELICUMPLEAÑOS MI NIÑA!!




GRACIAS POR ILUMINAR MI VIDA CADA INSTANTE, POR TU HERMOSA SONRISA, POR LA BELLEZA DE TU CORAZÓN, Y LA NOBLEZA DE TU ESPÍRITU.


TE AMO,
MAMI.

mayo 21, 2011

PLANETA CALCETÍN






Sin darme cuenta la noche de ayer se me deslizó  el anillo del dedo anular  de mi mano derecha y fue a parar por debajo de mi cama, me agache (con mucha dificultad, será por los años) para buscarlo,  de pronto vi lo oscurito y silencioso que es ese lugar, Mayelita (para los que no saben es la niña juguetona que vive en mi) saltó y trajo a memoria aquellos días en los que jugaba abajo de la cama, ella entraba por largas horas en ese mundo  silencioso  y apartado de toda realidad.

Me quede acostada en el suelo sintiendo su frescura y viendo la oscuridad debajo de la cama, sintiendo que las añoranzas me invadían, lagrimas de melancolía brotaron al ver que mi mundo aun estaba ahí. Subí mis brazos a la altura de la barbilla acomodé mi cara sobre mis manos, respiré profundamente, cerré los ojos y entré a mis recuerdos.

Cuando era una niña de 8 años me encantaba meterme debajo de la cama, era un lugar seguro, oscurito y muy fresco, topaba mi espalda a la pared para sentir lo heladito y la imaginación me trabajaba como campesino en tiempos de cosecha, sin parar.
Debajo de mi cama había mundos desconocidos, lugares extraños y colores inventados, soñaba que era un mundo donde no había dolor alguno, ninguna niña sufría discriminación, ni maltrato, los padres y los hermanos no se morían nunca y los juguetes eran gratis. Me gustaba inventar un lugar donde los animales hablaban, la noche no terminaba, las nubes nocturnas eran color azul profundo y las estrellas notas musicales.
Fue abajo  de mi cama donde nació un planeta nuevo al que llamé Calcetín,  “Planeta Calcetín”, lo compartí con mi mejor amiga del colegio, era el año 1976  cuando la vida tuvo a bien reunirnos en cuarto grado, para entonces Mayelita tenía 10 años, la misma edad de su amiga.
En cada recreo jugábamos a viajar a nuestro  planeta calcetín, pero nuestras compañeras muy cruelmente se burlaban de nosotras, entonces decidimos seguirlo llamando calcetín, pero en ingles, “Sock” y ese fue nuestro planeta por muchos años.
Con el toque del timbre corríamos a meternos bajo las gradas que llevaban a la segunda y tercera planta del colegio y fue en ese mágico lugar donde cobró vida el planeta Sock.   

Ahora pienso que era un refugio que ambas teníamos, tanto mi amiga como yo teníamos en casa la ausencia de un padre, dolor que al llegar a Sock se olvidaba.
En nuestro planeta las niñas usaban jeans, tenis y camiseta, jugaban basquetbol, eran exploradoras, corrían jugando ladrón librado, pateaban la pelota jugando al futbol y montaban bicicleta,  quemaban pólvora, silbaban y escupían, podían correr hasta caer y rasparse las rodillas.
Y si alguien las ofendía, podían enseñar su dedo mayor de cualquiera de las dos manos, con esa celebre señal que todos conocemos, además  si era grave la ofensa,  podían enseñar ambos dedos, como dicen por ahí: En estéreo!

No existían las muñecas, ni los vestidos de panalito, mucho menos las combinaciones o fustanes, las niñas no jugaban de hacer comidita, ni los niños a la guerra, no habían horarios, ni relojes que marcaran las horas, el rosado no era el color de las niñas, ni el celeste el color de los niños, los colores pintaban nuestras vidas y las llenaban de alegría,   la vida era cómoda y sin complicaciones, las niñas no tenían que fingir ser tiernas, finas y maternales,  solo tenían que ser ellas, simplemente ellas mismas. El colegio era para intercambiar libros de fantasía y para recoger periódicamente una dotación de lápiz, papel y caramelos.  

En Sock  solo había invierno y primavera, el espíritu dadivoso de la navidad duraba todo el año,  y celebrábamos cumple mes en vez de cumpleaños, cada sábado realizábamos un ritual, nos dirigíamos al jardín  de las rosas azules, cada estrella del cielo que cubría a Sock tomaba prestada una rosa para danzar, la flor se llenaba de luz y volaban sobre nosotras, si no me equivoco en el planeta tierra los humanos a estas rosas que danzan con estrellas, les llaman luciérnagas. Cada sábado nos tumbabamos sobre el césped, a contar rosas azules volando, entrada la madrugada nos visitaba la luna, quien llegaba cabalgando en un unicornio blanco, elegante y majestuoso, la nombramos la Diosa de Sock, la luna nos llenaba de luz el alma, nos hacía bailar con libertad, éramos libres en su presencia.
Una deidad femenina, amante de los misterios y las fantasías.

Mi amiga y yo habitamos juntas nuestro planeta por cuatro años, mientras corrían los años 76, 77, 78 y 79 del siglo pasado. La guerra nos separó, yo volé kilómetros de distancia a otro país, pero cada una teníamos la certeza de encontrarnos en Sock, y así lo hicimos por muchos años a través de la imaginación y de el amor de nuestros corazones, con la ayuda de papel, lápiz y el correo, así  hasta que nos volvimos a ver convertidas en jóvenes universitarias y antes de que nos volviera a separa la guerra tuvimos oportunidad de tumbarnos al césped a ver volar las rosas azules  de nuestro jardín, esperamos a la luna y a su valiente unicornio blanco, esa misma noche ella y yo nos despedimos, ella fue a buscar su camino al otro lado del mundo y lo encontró.

La vida nos llamó a caminar rutas diferentes, pero teníamos ese punto de encuentro, y entre cartas y llamadas seguimos visitando nuestro planeta, ya como adultas que buscaban el alma de la niña juguetona que siempre vivió en ellas.
Cuando mis hijos me veían con la mirada puesta en el cielo, les dije más de alguna vez:
_ Ven aquella estrella?
Señalando a Rigel en la constelación de Orión
_ Pues ese es el planeta calcetín o Sock.

El nuevo siglo y milenio nos sorprendió, pasábamos noches enteras en este mundo cibernético, que nos permitía reunirnos para descansar en nuestro planeta secreto.
Pero un día ella se tuvo que marchar por completo a Sock, ahora es libre, volviste a ser la niña que un día yo encontré en las filas de mi colegio, ahora puedo imaginarla sobre el césped, contando rosas azules, dejando que  la luna le embriague el alma con su luz, llena de colores,   se que estas ahí… en Sock…
Esperándome!

Seguí viendo debajo de mi cama, feliz de haber encontrado un poquito de aquellos años de fantasía e imaginación, esa noche dormí en el suelo, necesitaba sentir mis raíces, atarme a este mundo en el que aun me falta camino por recorrer.
Cuando mis ojos se empezaban a cerrar sentía a Mayelita subiendo mis parpados con sus manos chiquitas, diciéndome:
_ Busquemos más aventuras, pon tu oído en el piso y escucharas un mundo subterráneo que aun no conocemos, abre tu imaginación, vamos a buscar más fantasías.
Lo último que pude decirle fue:
_ Duerme  chiquilla, que nos van a regañar.

Mayelita se abrazo a mí y esa noche junto a mi amiga esperamos a la luna, en Sock.