e-books

La primera vez que supe de un e-books fue en diciembre del año pasado, cuando mi hermana le regalo uno a mi hijo por su graduación del colegio.

Me pareció una maravilles una “fastanticidad”, de pronto pude ver toda mi biblioteca en mis bolsillos, todos los libros que tuve, los que tengo y los que tendré, pensé en hacer ahorros para comprarme uno, imaginaba que iba a ser tan importante en mi vida como lo es el mp3, mi mágico aparatito que me acompaña en todos los momentos de mi diario vivir.

En la medida que transcurrió  el tiempo, vi a mi hijo pasar largas horas con su e-books leyendo, pero me era muy extraño no ver el libro impreso en sus manos, era como si me hacia falta algo.

De pronto me vi a mi misma con el aparatito en mis manos y supe en ese instante que los e-books no eran para mí.

Cada libro impreso que he leído se a convertido en la compañía de largas noches solitarias, he dormido abrazada a esos libros muchas veces, compañeros de mi mesa de noche, he marcado sus paginas con  lagrimas de felicidad y de dolor, me he sentado muchas veces entre sus líneas a ver pasar la vida, me he encontrado entre sus letras, he sido parte de muchas historias, he reído, he llorado, me he asustado y he sido muy valiente con algunas lecturas, he corrido y me he sentado a descansar entre una y otra historia,  he acariciado sus portadas, restaurado las paginas polvorientas de libros antiguos, he guardado secretos entre sus paginas.

Que difícil se me haría leer sin tener una relación entre mis manos y un libro impreso, definitivamente los e-books no están hechos para mi.

Recuerdo que en el 2006 me encontraba enamorada de la saga: “Los hijos de la tierra”, devoré esos 5 libros, con el alma desnuda, no podría volver a leerlos sin sentir en mis manos sus paginas, será hasta el 2011 que salga el sexto y ultimo libro de la saga, me ilusiona tenerlo entre mis dedos, pasar sus paginas y llegar al final de una hermosa historia, la misma que me acompaño en uno de los procesos mas difíciles de mi vida.

Me encanta saber cómo ha incidido cada historia en mi vida, por lo general mientras estoy con un libro, dejo dentro de él, recuerdos de lo que me acontece mientras lo leo, el año pasado retome un libro de Enrique Jardiel Poncela y entre sus paginas encontré una notita de las que mi hermana le escribía a mi madre, haya por 1883,  informándole de mi locura, por que cada noche en nuestro cuarto,  mientras ella estudiaba yo planificaba mis sueños con lujo de fantasías, me arropaba, me daba la vuelta y le decía en voz alta a mis sueños: “vengan a mi cabeza que preparada estoy para soñarlos y hacerlos realidad”, mi hermana parecía estar estudiando, pero le escribía las misivas a mi madre, las cuales ella nunca leyó, gracias a Dios por que la pobre se hubiera dado cuenta de lo locas que estábamos sus hijas, mi hermana dejaba las cartitas con sobrecitos hechos a mano y con direcciones chistosas, las encontraba sobre mi almohada en las mañanas cuando ella se había ido para la universidad.

Jardiel Poncela maestro del buen humor, su libro portador de uno de los recuerdos mas bellos de mi vida.

En mis libros más recientes guardo notitas de mis hijos, tarjetitas de mis amigas, algún boleto de un concierto, pétalos de rosas, y algunos apuntes en sus tapas, postales de Cantabria, separadores de libros elaborados especialmente para mí.

Mi librera no es la mas ordenada del mundo, pero si un  mundo de fantasías, historias, amores, regalos maravillosos, recuerdos, ácaros, polvo, libros jóvenes, libros viejos, es el escondite de grandes escritores, en sus repisas viven: Isabel Allende, Dan Brown, Pablo Neruda, Jacinta Escudos, Gabriel García Márquez, Stephenie Meyer, Jean M. Auel, Alfonsina Storni, Claudia Lars, Salarrue, Cornelia Funke, J. K. Rowling, Gioconda Belli, J. R. R. Tolkien, Mario Benedetti, Miguel de Cervantes Saavedra, Idelfonso Falcones, entre otros,  y mi mas reciente inquilina: Mª Felicitas Jaime.

Si bien es cierto me enamore de los mp3, pero con el e-books, paso, necesito relacionarme con mis libros, tocarlos, sentirlos, amarlos…

Definitivamente una madrugada de buen café.

Junto a mi computadora el libro en turno: “Corazón de tinta” acompañándome en mis noches de largos silencios, noches llenas de paz y tranquilidad.