noviembre 14, 2010

¡Papi, yo no me quiero casar!!





¡Papi, yo no me quiero casar!


Fueron las palabras que mi hija de 11 años le soltó a su padre una tarde de estas.
Fue como si un terremoto hubiese llegado a destruir los esquemas con los que fuimos educadas las generaciones pasadas.
Yo observaba a mi hija tan segura de sus decisiones y su padre con una cara de terror que no podía con ella, desencajado por completo.
Me hice a un lado en la discusión, deje que mi hija defendiera su posición con uñas y dientes, y pensé para mí: esto es solo el entrenamiento, un día se enfrentara a una sociedad encajonada en esquemas obsoletos, y con el peso que la misma sociedad le imponga sobre sus hombros por el simple hecho de ser mujer.
Cualquier cosa que su papá dijera era totalmente incomprensible para ella, reconozco que para mí también.
La brecha generacional entre los padres y los hijos, es una realidad, pero es maravilloso cuando ambas partes buscan la forma de cerrarla, los hijos también educan a los padres.
A mi en lo particular no me sorprende que los muchachos de hoy en día no visualicen el matrimonio como un objetivo en sus vidas, de hecho la educación que mis hijos han tenido de mi parte es mas libre en ese sentido, con la salvedad de que siempre les he pedido que cualquier decisión que tomen sea con responsabilidad.
"Libertad con responsabilidad."
Mi hija no teme a vivir sola, su padre no lo comprende, sus sueños de felicidad son los que ella ha cultivado en su corazón,  los que riega con las gotas frescas de la ilusión, ilusión que nacen en su día a día, no los sueños que su padre ha venido a heredarle.
Yo observaba a esa niña guerrera defendiendo sus ideales y veía a un padre preocupado, ante una futura mujer fuerte.
Mientras ellos discutían de si el matrimonio y los hijos son la realización de una mujer, yo recordaba el artículo del Dr.
Flavio Gikovate articulo que les puedo asegurar lo he recitado muchas veces, es sobre estar solos en la vida, se los dejo para que lo lean es muy interesante, para quienes tienen hijos en formación y para quienes tienen la dicha de vivir solos y felices.


Sobre estar solo La opinión del terapeuta Flavio Gikovate


No es sólo el avance tecnológico lo que marcó el inicio de este milenio. Las relaciones afectivas también están pasando por profundas transformaciones y revolucionando el concepto de amor.


Lo que se busca hoy es una relación compatible con los tiempos modernos, en la que exista individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos, y no una relación de dependencia, en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar. La idea de que una persona sea el remedio para nuestra felicidad, que nació con el romanticismo, está llamada a desaparecer en este inicio de siglo. El amor romántico parte de la premisa de que somos una parte y necesitamos encontrar nuestra otra mitad para sentirnos completos.
Muchas veces ocurre hasta un proceso de despersonalización que, históricamente, ha alcanzado más a la mujer. Ella abandona sus
características, para amalgamarse al proyecto masculino.


La teoría de la unión entre opuestos también viene de esta raíz: el otro tiene que saber hacer lo que yo no sé. Si soy manso, ella debe ser agresiva, y así todo lo demás. Una idea práctica de supervivencia, y poco romántica.


La palabra de orden de este siglo es asociación. Estamos cambiando el amor de necesidad, por el amor de deseo. Me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito, lo que es muy diferente. Con el avance tecnológico, que exige más tiempo individual, las personas están perdiendo el miedo a estar solas, y aprendiendo a vivir mejor consigo mismas. Ellas están comenzando a darse cuenta de que se sienten parte, pero son enteras. El otro, con el cual se establece un vínculo, también se siente una parte, no es el príncipe o salvador de ninguna cosa, es solamente un compañero de viaje.
El hombre es un animal que va cambiando el mundo, y después tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que fabricó. Estamos entrando en la era de la individualidad, que no tiene nada que ver con el egoísmo. El egoísta no tiene energía propia; él se alimenta de la energía de los demás, sea financiera o moral. La nueva forma de amor, o más amor, tiene nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades. Y ella sólo es posible para aquellos que consiguieron trabajar su individualidad. Cuanto más fuera el individuo capaz de vivir solo, más preparado estará para una buena relación afectiva.


La soledad es buena, estar solo no es vergonzoso. Al contrario, da dignidad a la persona. Las buenas relaciones afectivas son óptimas, son muy parecidas con estar solo, nadie exige nada de nadie y ambos crecen.


Relaciones de dominación y de concesiones exageradas son cosas del siglo pasado. Cada cerebro es único. Nuestro modo de pensar y actuar no sirve de referencia para evaluar a nadie. Muchas veces, pensamos que el otro es nuestra alma gemela y, en verdad, lo que hacemos es inventarlo a nuestro gusto.


Todas las personas deberían estar solas de vez en cuando, para establecer un dialogo interno y descubrir su fuerza personal. En la soledad, el individuo entiende que la armonía y la paz de espíritu sólo se pueden encontrar dentro de uno mismo, y no a partir de los demás. Al percibir esto, él se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno. El amor de dos personas enteras es el bien más saludable. En este tipo de unión, está el abrigo, el placer de la compañía y el respeto por el ser amado. No siempre es suficiente ser perdonado por alguien. Algunas veces hay que aprender a perdonarse a si mismo...

9 comentarios:

  1. Qué difícil es llegar a perdonarse una a si misma...porque las mujeres llevamos las de perder hasta en eso. Nuestro sentimiento de verguenza y de culpa es infinitamente mayor que en los hombres, Yo tardé 35 años en perdonarme por algo que ni siquiera hice...

    Me hubiera encantado ver la imagen de la cara del padre de tu hija al oirla decir..."papi, yo no me quiero casar" Seguro que para él sonaron rayos, centellas y hubo un terremoto. En cambio para ella sólo hubo la tranquilidad de un paso más dado en esta vida en la dirección que quería.
    Veo que entre padre e hija hay también un puente que quizá deba cruzar él. La pregunta es...se atreverá?

    Besos de lunes de media luna

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  2. Pues a mí me parece estupendo que con 11 años la niña ya sepa qué quiere en ciertos aspectos de su vida.
    ¿Por qué, para ser feliz hay que casarse? ¿Por qué para sentirte realizada en la vida tienes que llegar al matrimonio como fin último en nuestra vida?
    Yo no sé, pero imaginaba que un padre se sentiría orgulloso de que su hija esté convencida de que no va a depender de nadie para ser feliz y puede vivir perfectamente ella sola (o con alguien, pero sin casarse).
    Por eso me ha sorprendido un poco la actitud del padre de tu hija...


    Un beso enormeee!!!

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  3. Mayela

    Qué bueno que tu hija, con once años, ya sepa defender sus opciones de vida, con argumentos muy válidos y no plegándose a las opiniones de los mayores.
    Con el devenir de los tiempos ella muy posiblemente cambiará de opinión y en ese momento también defenderá sus puntos de vista con total coherencia y rotundidad.
    Un abrazo.
    Juan Antonio

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  4. Es cierto que la soledad nos conviene y nos hace madurar todo aquello que vamos apendiendo, pero en el fondo, gregarios, lo que se dice gregarios... somos.

    No necesariamente una relación de pareja es fundamental, pero es el estado más primitivo de unión, de compartir, de ceder... de madurar, ya que entre dos, no hay más "tu tía". Y te crea una madurez y una estabilidad, si se sabe "conducir la nave"

    Bueno, eso creo

    :)

    Besicos.

    (sí, gracias, un té solo, sin azucar)

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  5. Quizás con 11 años no asocie casarse con soledad. Se puede estar en pareja, no casarse, pero tampoco estar solo. El tiempo dirá cómo va cambiando su percepción en la vida. Abrazos

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  6. Me encantó imaginarme a tu hijita defendiendo su posición! Mucho han cambiado las cosas en unos años (lo cual me alegra).
    Besitos,

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  7. Qué solete... esta visto y comprobao que cada vez son más listos :) Un saludo!

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  8. Todo ha cambiado mucho en la vida. Antes el matrimonio era lo principal en nuestras vidas. Ahora ya no lo es.
    Muchas veces me encantaría estar sola unos cuantos días y caminar de un lado a otro sin dar explicaciones, sin cocinar, planchar etc,etc.
    La vida de nuestros hijos será diferente a la nuestra y seguramente aunque
    no quiera casarse, siempre terminará compartiendo su vida con alguien;casados o no; pero junto a alguien, porque estar solos es bueno pero solo a veces.

    besos amiga

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  9. Anónimo13:38

    un matrimonio no es mi principio mi principio es ser alguien en la vida que tenga fuerzas y sea comprensible asia el mundo.

    faty

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