enero 11, 2015

¡Ay amor!



¡Ay amor!
¡Ay mujer! que me arrebatas la vida,
me matas lentamente con gotas
de amarga indiferencia.
Y aun así, yo te nombro todavía.
Clamo al cielo una hora más de vida
para vivir-la en tus profundos ojo negros,
de donde nunca saldré con  vida.
Clemencia! Mujer, dice esta letanía.
Morir en tu cuerpo es lo único
que al cielo yo le pediría.

(Máximo Noctem)

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