mayo 26, 2014

Hoy es invierno una vez más...





Hoy es invierno una vez más...

Hace 15 años, estábamos en un Mayo lluvioso también. Y heme aquí ahora, en una madrugada que me arrulla con el cantar del cielo, y que no difiere mucho de la de aquel 26 de mayo. Hoy como ayer,  sigo estando llena de gratitud con la vida, con el universo, con Dios, contigo, por haber llegado así, silenciosa, de puntillas,  llena de magia, con la fresca lluvia en todo tu ser, los ojitos llenos de ilusión, repleta de luz, de amor y algarabía. Convertiste nuestra casa en ese cielo palpitante de ruiseñores y aves  que guarda el arcoíris.

No puedo dejar de recordar ese instante en el que nos vimos por primera vez, ambas estábamos llenas de brío, de fuerza, de lucha, tú por salir a la vida y conquistarla, y yo empujándote a que con todas tus esperanzas te abrazaras a ella. Desde entonces entre nosotras existe esa asombrosa fuerza interior que nos denomina mujeres, y que nos  coloca en la eternidad como madre-hija.

La llegada de tus hermanos me  proporcionaba cierta experiencia, me habían otorgado ese par de nobles caballeros, el título de mamá. Pero al tenerte en mis brazos, tan delicada y frágil,  volví a sentir esa sensación extraña, de no saber si lo podría hacer bien, era volver a iniciar el camino  que recorremos las “mujeres-madres”, esa tierra que se cruza sin dirección exacta, sin brújula, con los ojos vendados, sin abrigo para las inclemencias del tiempo, pero que al final nos lleva a la tierra prometida, al jardín de la sabiduría, al regazo de Dios.

Y así caminando con cierta delicadeza,  fueron pasando los inviernos en este mi loco corazón, nada podía ser más perfecto que saberte a mi lado, sentir tus bracitos alrededor de mi cuello, ver tu carita buscando reflejarse en mis ojos, escucharte sonreír, darte la mano para tus primeros pasos, tocar el cielo con el primer “mamá”,  saberte mía, reconocerme en ti y aceptar con humildad tus diferencias.

Cada día de tu existencia has llenado mi vida de dulzura, he vivido estos 15 años entre, pañales, biberones,   vestiditos, zapatillas de baile, libros de cuento, peluches, triciclos, pinceles, plastilinas y todo aquello que en el instante que llegaba a tus manos se convertía en fiesta. Con los años todos esos chunchitos y cositos fueron cambiando a vestidos de noche,  de fiesta, aretes, pintura para uñas, tacones, maquillaje, carteras, y mágicamente todo eso en ti se vuelve a convertir en fiesta.
Verte crecer ha sido una de mis mayores bendiciones, tener el privilegio cada día, de tu sonrisa loca, de tus pucheros y enojos, de tus horas de teatro, sentir que el corazón se me derretía cuando me decías “lovo”, verte con tu libro en las manos y escucharte gritar totalmente absorbida por la emoción, amar cada uno de esos instantes en los que sacas ese maravilloso sentido del humor, cómo no amar a la niña generosa que comparte sus cosas y su tiempo con los demás, a la niña que llora por el dolor ajeno, a la niña que ama la justicia, cómo no enamorarme de tu humanidad tan espontánea, honesta y sincera.

Amo infinitamente nuestras  tertulias, nuestras conversaciones, esas en las que arreglamos el mundo, planificamos el futuro, nos reímos de todo y que al final, lo único que perdemos es el sueño. Esas mágicas horas nocturnas de contar hasta mil para invocar el sueño, de inventar cuentos no contados, de silencios, reclamos y risas escondidas, nuestras fiestas con los grillos, chicotes y luciérnagas,  esas mágicas horas en las que los noctámbulos preparamos en el telar de la vida los colores del alba.

15 años Fatimita!! Estas en la puerta que al traspasarla  deja la infancia y te prepara para la juventud, esa que puede ser eterna en tu corazón, y a la que llegas ahora llena de ilusiones. Vienen nuevos retos, nuevos horizontes, la vida va girando y no se detiene, solo te pido que tus valores y principios enarbolen tu esencia de mujer, tu digna humanidad, y que siempre, siempre te sientas orgullosa de ser quien eres, que cada día desafíes la vida con la frente en alto, que nunca nadie te empequeñezca, ni nunca conozcas la sumisión, que la humildad sea siempre un reto para ti,  y que camines orgullosa de pertenecer a un linaje de mujeres valientes, luchadoras, y con una enorme capacidad de amar.

Mi niña, mi amada, mi todo…

Hoy es inviernos una vez más…





 Lovo,
Mo.

1 comentario:

  1. Una hermosa entrega de amor en bellas palabras, siempre es un placer leerte.

    Besos y un cálido abrazo.

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