enero 25, 2013

Ella...





Ella.

Ella que desde chiquilla se sintió abandonada, desierta en un mundo que la asustaba, y al qué a pesar de los temores se dispuso a entrar con la fuerza de la existencia misma. Ella que vistió ropaje de princesa, fue cubierta por encajes de fina seda, y fue amada con tal delicadeza… Cristalino mundo que un día iba a herir su dignidad de mujer soñadora, veneno que se aloja en el alma, para revelarnos una verdad que marca de manera indeleble el dolor de la mano que se alza, en el golpe incomprensible que se viste burlonamente de amor.

La brisa y los días del invierno eran quienes jugaban con sus risos que brillaban como un sol, días de juego, noches de sueños,  las promesas del primer amor la veían convertirse de niña a mujer, sus labios tocaron el beso que desató su  fuerza de mujer amante.

Ella que lo entregaría todo, sin reservas ni culpas, sin espacio, sin medida… simplemente otorgaría el corazón a quien le inmortalizara su mundo intocable de cristal, de princesa amada, mágico e irreal.
Ella que buscó el amor en la puerta equivocada, y le tocó ver la vida desde una pequeña ventana, sellada por la limitación de la perversidad humana. Sus paisaje se vistieron de nostalgias, sus horas se cubrieron con el llanto de mujer sin alas. Triste desolación. Mujer por la vida abandonada.

Ella que esperaba letras de amor, miradas tiernas, el roce y la delicada caricia de la piel enamorada. Ella que hablaba sola con las estrellas, y bailaba en el borde de sus mágicos sueños, tejía sus días con delicadas madejas de seda dorada, pintaba sus sueños con el color infinito de los cielos, y cantaba junto a los grillos del bosque las fiestas nocturnas de los paralelos mundos de donde un día súbitamente fue arrancada.

Ella… un alma ahora  atormentada.
Un día bajó la mirada y escondió en la gaveta del olvido el color esperanza de sus grandes ojos verdes, para entristecerse con el latido suave de un corazón que moría de añoranzas. Pulso agonizante en los segundos marcados por la máquina de un reloj despedazado.

Se rompieron los sueños, se tiñeron de sangre las caricias y se perdieron en el olvido las promesas de amor que un día fueron adornadas por la frescura de la inocencia de días de infancia, ahora lejanos.
Sus alas coartadas la envolvieron en una tristeza sin fin, cual oruga retrocedía en el ciclo de la vida.  

Ella calló su voz, canto de alegría,  para dar paso a la vertiente de un llanto que no parecía nunca terminar, se inmovilizó por el miedo, y se dejo arrastra por la fuerza de un corazón endurecido que con engaños la llevo hasta su regazo.

Ella… que tuvo que sepultar las ilusiones, y llorar en silencio por el amor ahora lejano, ella que no comprendía por qué la vida se burlaba con tanto descaro. Disimuló su corazón  con finas mantillas de seda negra y dibujo una sonrisa fingida que tenía el amargo sabor de las lágrimas retenidas.

Ella…


Lapislázuli.

8 comentarios:

  1. Bellísimo, hermanita. Tu alma es cristalina como el agua y el aire de la montaña profunda. Te amo.

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    1. y yo te amo a vos, el mejor de los hermanos!

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  2. Anónimo11:21

    Maye, tu hermano Carlos tiene toda la razón, no encontró mejores palabras para describirte.
    Al leer esta hermosa oda a las mujeres maltratadas, deseo cantarla para que llegue al alma de todas ellas con frescura y paz.
    Las letras te hacen grande amiga.
    Besos,
    Sophia.

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    1. Sophi, que la vida nos permita abrazar siempre a quienes han sufrido tal atrocidad.
      Gracias por venir a tomar cafecitos mi niña linda.
      Te quiero.

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  3. Pese a ser tan triste, es bellisimo lo escrito.
    Un beso

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    1. Gracias Inma_Luna. Es u homenaje a las mujeres maltratadas. Abracitos muuchos!

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  4. No creo en la casualidad, pero por alguna razón has entrado en mi blog y ahora te devuelvo la visita.
    Me gusta este rincón y volveré a tomar ese café a pesar de la diferencia horaria. Lo pongo entre mis favoritos.
    Y me encantaría compartir alguno de tus escritos si hay ocasión. Por ejemplo esta oda a las mujeres maltratadas, preciosa a pesar del dolor que encierra.
    Hasta pronto...

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  5. Gracias por venir a compartir este café de media noche, aquí en este mágico lugar adonde las horas no existen y el mundo se hace pequeño. Es un honor que compartas mis letras, hazlo siempre que las necesites.
    Tu portal invita a quedarse largas horas en el, y vaya que lo he disfrutado.
    Un abrazo trasatlántico.

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