enero 30, 2012

Recordando al Dr. Orley Ford


 Entrar al Facebook de nuestro amigo Jorge De Sojo Figuerola significa que hemos de quedarnos horas viendo las fotos de Nuestro El Salvador de antaño. Confieso que es un  vicio que disfruto a lo grande.




Esta noche me encontré con el álbum de “anuncios antiguos” y en éste mismo encontré la fotografía de los carros Ford que se vendían en aquellos años en el país, estamos hablando de principios de 1900,

El anuncio me hizo recordar mi amistad con el Dr. Orley Ford quien se decía era hermano de Henry Ford, ya que cada cierto tiempo por barco se le hacía llegar un carro nuevo de la misma marca de sus apellidos.

Orley Ford, nación  en el año de 1893 en Washinton y murió en noviembre  de 1972 en San Salvador. Para ese entonces yo contaba con solo 6 añitos de edad y ya era amiga del Dr. Ford, con quien platicaba a la salida del colegio, él y su esposa Lillian Shafer Vivian en la casa que estaba  frente al colegio, me encantaba ver los modelos de sus carros, él era un viejito elegante y muy simpático, con su típico español mal hablado y la dulzura de un abuelito, se vestía con camisas blancas manga larga, pantalón negro y corbatín.
Los niños y niñas del colegio le cantábamos:

Dr. Fooord
Dr. Fooord
Sáqueme la muela,
Sáqueme la muela
Por favor
Por favor

Orley Ford era dentista y había llegado a El Salvador como pionero de una iglesia cristiana evangélica.


A veces entraba a la casa de los Ford, ahora que lo pienso era como entrar a un museo, todo era impecable, habían fotografías antiquísimas de los Ford, un piano de cola marca Feurich, por primera vez vi un cuarto adornado en sus paredes con papel tapiz de múltiples flores moraditas de lavanda y unas lámparas que parecían sacada de algún castillo de la realeza francesa.

Lillian, la esposa del Dr. era una mujer alta, delgada, muy silenciosa, se vestía con ropa muy sobria, toda ella era un enigma, pero había algo en sus ojos que llamaba mi atención, nunca sabré que era, ella generaba en mi,  ternura y miedo a la vez.


El año que murió Orley Ford fui a la capilla donde lo estaban velando, nunca lo he olvidado, porque fue el primer muerto que vi en mi vida y al que me obligaron a ver, recuerdo a mi maestra cargándome en brazos, para que alcanzara a ver al Dr. Ford en su ataúd.

Creo que todo este recuerdo viene ligado a mi cabecita con un olor en particular y es de la creolina, un  producto líquido, color marrón negruzco, de olor penetrante y características altamente desinfectantes. Está compuesto de Creolina pura y agua. Se utiliza principalmente para la limpieza de baños, potreros y demás sitios que requieran condiciones bastante higiénicas. Que horror nos veían como animales de granja a los alumnos.

Con este líquido limpiaban los baños y la capilla del colegio, desde que tengo seis años de edad, para mí, éste es el olor de la muerte, el olor que trae los recuerdos del Dr. Ford en su ataúd.

Posteriormente a su muerte, era terrible para mi ir a los baños del colegio, olía a muerto y cada vez que entraba sentía la mirada de Orley Ford y su mano alcanzando mi hombro, fue ahí que puse a prueba la velocidad de entrar, orinar y salir en menos de medio minuto.


Como me gusta recordar aquellos años de infancia!

1 comentario:

  1. Que bonitos recuerdos que nos narras y que bonitas fotos antiguas. Me llama la atención como asocias el olor con determinadas vivencias. Yo tambien tengo algunos olores asociados a mi vida. Biquiños desde España

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