julio 18, 2010

Cafe de invierno!


Vagando esta tarde de domingo por los blogs de mis amigos me encuentro con que algunos portales están cerrados, o de vacaciones, hay quienes ya no tienen letras que escribir, se les acabo la inspiración, otros simplemente se fueron, yo he tenido días iguales, días de café frío, amargo, acido, café de mala calidad, pero me he resistido a cerrar o irme de vacaciones, me dedique a compartir lo que otros han escrito. He estado esperando el invierno para refrescar mis deseos de escribir, para germinar  mis pensamientos y sobre todo mis sentimientos, deslizar mis dedos contra las teclas de mi ordenador, y poder hablar, escribir, leer, llorar, reír, sorprenderme y buscar aquí en este mundo tan extraño, tan lejano y cercano a la vez, buscar esa sensación de amar la soledad, sin estar sola.
El invierno en El Salvador este año ha sido un poco extraño, no sabría decir si ha sido copioso o seco, pueden pasar hasta quince días sin llover, con un calor infernal y de pronto llueve 10 minutos, increíblemente en escasos 10 o 15 minutos cae la cantidad de agua que suele acumularse en 15 días de lluvias normales, colapsan los drenajes, los ríos, mi casa se ha inundado un par de veces, pero dentro del caos acuático que nos ha tocado pasar por causa de que las tuberías de las casas no son aptas para la cantidad de agua que cae en minutos, mi jardín se ha puesto precioso, tiene una gama de verdes que se alojan en mi interior refrescando mi alma, la tarde es maravillosa, caen unas cuantas gotitas de lluvia y otras se suspenden en las puntas de las hojas desafiando la gravedad, mi hija menor a sembrado en su huerta una plantita de ayote, algunas palomitas vienen a comer del plato de comida de nuestra perrita, la casa se ha puesto oscurita, como en letargo, me acompaña una vela y al fondo las cuerdas de la guitarra de mi segundo hijo, suenan como si leyeran las partituras de mi corazón, como si las cuerdas supieran cuanto le amo, y vibran con este amor.
Con los años he aprendido que no debemos dejar guardado nada en el corazón, sacar de adentro alegrías y tristezas, palabras de amor, como de malestar, no dejar pasar ni una sola oportunidad de felicidad, he aprendido a disfrutar de mi soledad, de mi silencio, de mis logros y de mis errores, después de todo yo a esta vida vine aprender, y como aprendiz de la vida tengo derecho a equivocarme, he aprendido a golpe y dolor que no debo de callar nada, ser y expresarme, por eso vuelvo con un café lleno de emociones, vuelvo a buscar las noches mágicas, esas madrugadas que me pertenecen, adonde me encuentro conmigo misma, adonde surge la mujer que vive sus inviernos a plenitud, la amante de la luna, la eterna enamorada de las estrellas, la que escribe sobre las gotas de lluvia, simplemente un ave nocturna con ansias de volar.
En todo este tiempo de ausencias, me ha tocado despedirme de algunos seres amados, he llorado incansablemente la tristeza de la muerte, pero también he llorado con infinita emoción celebrando la vida, y es con eso que quiero iniciar el café de esta madrugada, celebrando la vida, la llegada de un nuevo miembro a este clan al que pertenezco.

1 comentario:

  1. Mayela, me ha encantado lo que has escrito. Me ha recordado una parte de mí que yace encerrada en algún lugar, esperando que la de permiso para salir nuevamente.

    A la vez, me llama la atención y se me hace curioso que hables del invierno cuando aquí estamos a 40 grados. Me agrada mucho leer sobre "otros mundos" que también están en este.

    Gracias por la canción y sobre todo, por compartir tus palabras.

    Un abrazo desde esta parte del mundo

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