He llegado a ti buscando los colores del otoño, sobre tu piel a la que muchos llaman España.
Me sabes a olivo y a buñuelos de la sierra,
me hueles a vino y a ternura derramada.
Me cantas al oído una copla que enamora,
que roba el corazón de una mujer que te escucha hechizada,
simplemente enamorada de la magia del sonido,
que embriaga cada una de mis madrugadas.
En tu cuerpo encuentro las cuerdas dulces de una guitarra,
seguida por las castañuelas de tu corazón,
avisando que vienes a mí, con fiesta de fandango,
como celebrando el instante en que nos reunió.
Tierra de molinos y poetas,
metáforas que esconden tu belleza,
península bañada por las aguas de los dioses,
tierra del abuelo y de los ojos tristes del toro.
Voy a volar kilómetros de cielo,
andaré caminos inciertos,
hasta botar las murallas de tu interior
para llegar al alcázar de tu corazón.
Y decirte: “He llegado Magerit.”