El otro día me decía alguien por ahí, qué las mujeres de
hoy en día son muy inmaduras y que la tecnología (me imagino se refería a las
redes sociales) las ha llevado a vivir una segunda adolescencia o una
adolescencia tardía, y qué hasta hay quienes se creen niñas todavía, siendo ya
unas mujeres serias casadas y con responsabilidades.
"Es
propio de hombres de cabezas medianas, embestir contra todo aquello
que no les cabe en la cabeza”.
que no les cabe en la cabeza”.
« Antonio
Machado»
Después de escuchar a esa persona vomitar su equivoca
palabrería y verle el rostro lleno de su orgulloso comentario, tuve una lucha interna
por retener a la pelionera de Mayelita, (léase bien: “p e l i o n e r a”) le
sonreí con lástima a la “señora” que no habrá tenido más años que yo, pero más
vieja que “préstame un peso”.
Le exigí a la niña que vive en mí, que por favor se
controlara y sonriera también.
Aaahhh… Mayelita como le cuesta comportarse cuando
escucha estupideces de tal envergadura… la tranquilicé diciéndole que, a veces,
se envejece solo con el pensamiento y no con el cuerpo.
Mayelita –para quienes van llegando a mi vida, y se
acomodan junto a mí a tomar un café a la media noche– es la niña chiquita que
vive dentro de mi ser adulto. Esa niña que me ha acompañado siempre y que se
resiste a dejar la belleza y la dulzura de la infancia. Mi oasis.
Me despedí de la joven avejentada y, después de un largo
silencio, Mayelita me abatió a preguntas.
_ Oye… ¿te sientes vieja?
Por supuesto que no, Mayelita.
_ ¿Estamos viviendo una segunda adolescencia? espero que
no, porque la que tuvimos nos dejo algo cansadas, ¿te acuerdas?
¡Cómo no recordarlo chiquilla por dios! No creo que
vivamos una segunda adolescencia, ni una adolescencia tardía, más creo que
somos felices y libres de ser quienes somos, yo amo vivir contigo y me siento
amada por ti.
Es a eso a lo que la gente llama inmadurez, locura,
rebeldía, etc. Y me imagino Mayelita, que habrá quienes viven una segunda
adolescencia o la viven tardía, pero… ¿y qué tiene? a todos nos gusta repetir
esas cosas que nos han llenado el alma, esos momentos mágicos, qué de malo
tiene sentirse joven, con la fuerza de la adolescencia, maravilloso fuera que
volvieran en su totalidad esas energías cuando ya los años nos están robando los
bríos, ¿no crees?
_Pues si, verdad… ¿Tú te sientes a gusto conmigo?
Aaahhh… Mayelita, si tú no vivieras dentro de mí, no sé
como hubiera pasado todos esos inviernos en los que la soledad nos llovió como
cuchillos afilados.
Esas horas de confusiones en las que fuiste mi bálsamo.
Días de llanto en los que sólo tu esencia y tu dulce
sabor de inocencia me regresaron la fe.
Cómo no sentirme a gusto contigo chiquilla, si eres
color, música, juventud, sonrisas, letras, complicidad máxima, somos tú, somos yo… somos
una.
_ ¿Siempre estaremos juntas?
Siempre.
_ ¿No te harás viejita?
Jajajajaja, Creo que te asustó el comentario de la
señora, te impactó ver a una mujer joven, con vestimenta de mujer vieja, de pensamiento
cerrado, abandonada por ella misma; te dio tristeza ver sus ojos apagados, sentir
que en su timbre de voz se ahoga el grito desesperado de una mujer que en el
fondo desea ser ella misma, libre y dueña de su vida.
_ ¿Cómo decidiste no ser como ella?
Ay! Mayelita vos y tus preguntas.
Solo decidí ser yo, no quise seguir los esquemas que
otros escribieron o inventaron para las mujeres. No es fácil, la presión de la
sociedad es muy dura. Tu sabes eso de ser muy femenina, educadita, sumisa, bien vestida y elegante, esposa y madre abnegada y todas esas vainas...
_ ¿Por eso no te ponés vestidos?
Jajajajajajaja nooo! No los uso porque no me gustan, son incómodos
_ Pero cuando éramos niñas nos ponían unos vestidos
chistosos con calzones de revuelitos. ¡Los odiaba!
Sí, pero no olvides que Mayela salió a tu rescate y te
enfundó en vaqueros para toda la vida, jajajajaja! Aunque... nos tuvimos que poner
el uniforme del colegio por muchos años, también lo odié.
_ Eso sí fue castigo. ¿Recuerdas como nos picaba el
vestido de la primera comunión?
Jajajajajajaja! cómo olvidarlo.
_ me gustaba mucho cuando nos poníamos jeans, camiseta y
tenis y conquistábamos toda la avenida España en bicicleta. Había una magia en
ello, tú y yo rompíamos el viento con la fuerza de la juventud y éste se partía
en dos, justo en nuestro rostro. Me hiciste una niña valiente.
Sabes Mayelita… de los recuerdos más lindos que tengo
contigo eran aquellos días del kínder, ¿recuerdas? Salíamos de casa, a veces
con mamá, otras con nuestra nana, la Mamalela, y muchas otras de la mano de
alguna de mis hermanas. Entrábamos al Parque Infantil. ¿Te imaginas lo dichosas
que fuimos? nuestro kínder estaba dentro de un parque de diversiones para
niños, era mágico.
Recuerdo perfectamente la trayectoria de casa al parque,
mas no recuerdo el kínder, jajajajajaa! pasábamos por la casita con forma de
zapato, las lanchitas sobre el agua, el castillo…
_Si, si, siii. Espera, también había un señor que vendía
helados, eran cubitos de fruta, congelados, que entregaba el vendedor en un
cuadrito de papel empaque, me gustaban los de zapote con leche, cuando
escuchaba sonar sus tenacitas anunciando los helados me llenaba de emoción y
sentía ganas de saltar.
Que días más lindos fueron esos en los que caminábamos
dentro del parque buscando la ruta del saber, caminábamos entre arboles,
insectos, pájaros, mágicos juegos y nos cubría un cielo tropical, cálido y
hermoso; cada mañana el caminito nos esperaba. No recuerdo el momento exacto en
el que aprendimos a leer, ¿tú sí?
_ No. Sólo recuerdo nuestros primeros cuentos.
Bendita sea la mujer que nos enseñó a leer y nos abrió
esta inmensidad de universos que encontramos en los libros.
Por Dios Mayelita, ¿recuerdas nuestros primeros cuentos?
_ Si, también recuerdo todas las historias que mamá nos
contaba cada noche antes de dormir.
Aaahhh esas también las recuerdo yo, ¿cuál era tu
favorita?
_ La de la princesa Anastasia Romanov, ¿y la tuya?
Pues… era más de una, La del hundimiento del Titanic siempre me impresionaba,
la de la papisa Juana, ¿te imaginas? una mujer al frente del Vaticano. Me gustaba cuando mamá nos recitaba Garrick (Reír
llorando).
_ También recuerdo con emoción las historias de cuando
mamá era pequeña y dormían en alta mar en cayucos de madera, ¿no te daba la
sensación de que al escucharla casi… casi… tocábamos las estrellas al imaginar
esas noches sin luna? Yo imaginaba delfines cuidando su barquita.
Si… recuerdo esas aventuras de mamá y las noches en las que dormía junto a ella
_ ¿Siempre? ¿Siempre estaremos juntas, aunque te hagas
viejita?
Siempre Mayelita, aunque nos llamen locas adolescentes,
viejas inmaduras, mujeres rebeldes, relajadas y desviadas, jajajajaja!
_ Bendita sea la hora en la que desviaste el camino, por
otros, trazado, porque juntas hacemos ahora nuestro propio camino…
Aaahh niña mía... compañera de vida, de noches de tristezas y noches interminables de tertulias... vamos a dormir que luego nos regaña
el doctor.
¿Me abrazas chiquilla?
_ por supuesto Grandullona
¡Te amo!
_ Y yo a ti.
Ángel de la guarda,
dulce compañía,
no nos desampares
ni de noche
ni de día.
Sé tú nuestra fiel compañía.
Buenas Noches.
ME HA ENCANTADO.
ResponderEliminarAsí con letras mayúsculas.
Y yo no me siento vieja, ni lo seré.
Besos
Precioso, Mayela. Fíjate que yo no me siento mayor, para nada, a pesar de mis 60 años. Es más, mi espíritu es mucho más joven que el de algunas jóvenes... mi alma es joven pues mi emoción e interés por la Vida no tiene límites.Gracias a esa niña interior que tenemos que nos mantiene conectadas con la inocencia y el instinto.
ResponderEliminarGracias a ti por la sonrisa que ha reflejado mi cara al leer tus palabras.
Abrazos desde más allá de los mares.