Una tarde de invierno le pregunte a la vida,
¿Qué es el amor?
Ella me respondió pausadamente.
Me habló por horas al ritmo de las gotas de lluvia.
Y en la medida que la escuchaba hablar yo
experimentaba diferentes sensaciones, desde erizar la piel, hasta reír, llorar,
entristecer, callar, dudar, esperar, temblar, cantar, desmayar, inventar, abrazar,
gritar, soltar, soñar…
Sentadas bajo el aguacero hicimos un silencio prolongado,
adornado con la dulzura de varios suspiros. Entonces, la vida me devolvió la
pregunta:
Dijo ella:
¿Qué es el amor para ti?
Rodaron lagrimas de mis ojos y pausadamente…
Respondí:
Vivir!
Desde entonces la vida me ha sonreído siempre.
Lapislázuli.
Para ti, por esas conversaciones en nuestras madrugadas, en las que el
amor antecede cualquier palabra, cualquier decisión, cualquier acto.
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