... Y cuando despertó recordó el lugar en el qué un día habían guardado la llave del cajón donde escondían los recuerdos dolorosos y al abrirlo observó que se habian convertido en brillantes mariposas de colores y que al fin podrían volar libres.
Sacando el costurero del bolsillo reparó sus alas rotas, y abrazó el aire, porque sabía que cualquiera que fuese el lugar donde ella se encontrara, al pasar le acariciaría el rostro, salió a recoger un pedacito de amanecer para regalarle cuando ella despertase.
Lapislázuli.
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