VOLVER

Volver, es una película que me ha dejado el alma como si fuera un algodón de azúcar.
Me la recomendó mi amigo Le Petit Prince, la busque casi un mes y cuando por fin llegó a mis manos, fue para quedarse para siempre en mi corazón.

Voy hablar desde mi punto de vista de madre: El amor que se experimenta en el instante mismo que sabemos dentro de nosotros una nueva vida, es un amor sin fin, capaz de cualquier cosa por defenderlo, y la película nos lo demuestra, una mujer no conoce de limites, si de proteger a sus hijos se trata.
Pacta con ellos una complicidad de amor indestructible, a mí en lo personal me enorgullece tanto tener ese pacto con mis hijos, demostrarles cada día que somos uno solo.
Realmente puede ser tan grande el amor de una madre, que su vida misma pasa a un segundo plano, puede olvidarse de que un día tuvo sueños, metas, ilusiones, vida propia, dejarlo todo por el hijo que se ama. Y que bonito es que el hijo un día descubra el amor infinito de su madre y tenga la oportunidad de volver y perdonar todas esas cosas que el camino de la vida no han sido totalmente claras y solventadas.

Ahora hablaré desde mi punto de vista de hija: Para mi fue una parte muy sensible de la película, cuando terminé de verla, la admiración que siento por mi madre se duplicó en su mas alta potencia, y agradecí a la vida la oportunidad que nos ha dado a ella y a mi de poder pedirnos perdón cuando ha sido necesario, y sobre todo de poder perdonarnos.
Entre mi mamá y yo hay una cantidad de diferencias increíbles, en nuestro pensar hay mundos de distancia, pero el amor que ella cultivo en mí, desde que me supo dentro de su ser, no ha dejado nunca de existir, ese amor ha sido como un puente que ella construyó para unirnos para siempre, y que rencor alguno jamás podrá destruir.
Ella sabe cuanto la amo y yo se cuanto ella me ama, y todas aquella diferencias, enojos, y discrepancias se diluyen en un océano llamado perdón.

Ahora hablaré como un ser humano que desea volver, volver ha aquellos años y lugares de infancia, a las ilusiones de juventud, al primer amor, decir lo que no se dijo, hacer lo que no se hizo, soñar lo que se nos prohibió.
Mas sin embargo, si volver significa dejar mi equipaje, prefiero vivir con el alma aferrada a ese dulce recuerdo, y no soltar ni un solo minuto, de los que han llenado mi vida de tantas experiencias, de tanto amor y que ahora me permiten ver hacia atrás con tanta paz y tranquilidad.

La película también me deja un cierto sabor a nostalgia, añoranzas, ha reencuentros, recuerdos de amor, y es por ello que le dejo a mi Petit Prince aquí esta canción que nos ha hecho ha ambos llorar de pura emoción, y vaya que la Penelope Cruz nos ha puesto los sentimientos a flor de piel,
con la escena mas bella de toda la pelicula.

Feliz Semana para todos!
En El Salvador el verano nos esta quemando, los Maquilishuat ya votaron su flor, pero se respira un agradable olor a guayaba, a marañón dulce, a sandia y a melón, y nos estamos despediendo ya de los últimos cañales en flor.



Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
ondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle
donde el eco dijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.


Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido
que todo lo destruye
haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.