Caminaba esta tarde
por un bello rosal
y al acariciar el
borde de un pétalo azul,
ella preguntó:
_¿Por qué tienes las
manos llenas de caricias
no entregadas?
_No lo sé.
Dije con tristeza
mesurada.
Voltee mis manos para
buscar en ellas
la respuesta esperada.
Con un rumor suavecito
hablé a mi rosa,
como quien revela su
secreto más amado.
_La soledad me tiene
atrapada.
Y ella dijo:
_Busca entre el ayer y
el mañana, allí está,
la dueña de las
caricias no entregadas.
© 2015. Mayela Bou
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