Los seres vivos sabemos registrar en nuestro cerebro la presencia del agua, esto lo dice un filosofo, no lo digo yo, pero también dice qué, el pez es el único ser viviente que no procesa su presencia por que vive en ella, sumergido siempre en el agua.
La comparación que puedo hacer esta noche me parece cierta, los seres humanos al igual que los peces, vivimos sumergidos en una pecera social, contaminada de paradigmas que no enfrentamos, y que no registramos en nuestro cerebro.
El agua de nuestra pecera, tiene una diversidad de contaminantes, los cuales ignoramos, por simple comodidad o por ser totalmente inconscientes.
Uno de tantos es la destrucción a nuestro medio ambiente, lo hacemos cada día con tal cinismo que mientras destruimos y contaminamos, recitamos la retórica de salvar al planeta, hipocresía pura, los medios de comunicación están llenos de anuncios queriendo hacer conciencia y ellos mismos son contaminantes, la industria de pinturas se rasga las vestiduras limpiando uno de los lagos mas bonitos de El Salvador, y por las espaldas de su fabrica se botan miles de metros cúbicos de agua contaminada con plomo, acabándose de esta manera a los ríos.
Todos nadamos en esta pecera contaminada, siendo indiferentes, mientras se discute el tratado de Kyoto,
Seguimos nadando…
Uno de los contaminantes mas dolorosos es el abandono de nuestros propios hermanos, la indiferencia; de qué le sirve a África estar lleno de fotógrafos que le muestren al resto del mundo sus calamidades, su hambre, su pobreza, si somos totalmente indiferentes al dolor y al hambre de esas personas, vemos las fotos, nos horrorizamos, y hay quienes hasta se persignan, pero qué hacemos… nos sumergimos en nuestra agua contaminada, nadamos con los ojos cerrados, como algunos peces tenemos memoria corta. No nos importan los demás mientras nosotros estemos bien.
Prueba de ello, Haití, hace unos días hable con una persona que trabaja en ventas en una de las fabricas mas grandes de laminas y techos de Centro América, con grandes expectativas me comentaba que en Haití hay posibilidades de vender el producto, quién no necesita un techo en este momento en esa pobre isla, podía imaginarme las garras dominantes del comercio, podía ver salir, de la boca de ese monstruo la baba al hacer números con las utilidades; sentí asco, miedo, sentí dolor.
Y seguimos nadando…
Mientras la sociedad discute si es legal o no el matrimonio gay, mientras otros deciden si las mujeres deben tener o no sus bebes, mientras la iglesia esconde a los sacerdotes pedófilos, mientras mueren las mujeres en Juárez, y en El Salvador las pandillas dominan a la sociedad por medio de extorsiones, hay hombres y mujeres muriendo, niños que no tienen ningún tipo de esperanza, jóvenes emigrando, y políticos haciendo campaña con la suciedad de las peceras.
Hemos perdido en las aguas turbias todo tipo de buenos hábitos, códigos morales, costumbres sanas, somos peces mutantes que perdemos los vivos colores de la vida y tomamos el color de una sociedad enferma, distorsionada por los paradigmas a los que nos aferramos y no somos capaces de cambiar.
Cada día viajamos, trabajamos, estudiamos, comemos, dormimos, todo esto atado a una sociedad en la que prevalecen principios y valores impuestos por algunos pocos que se creen dignos y qué a la larga solo nos producen insatisfacción de vida, desencuentros con nosotros mismos, dejamos de ser transparentes, honestos, auténticos, no logramos trascender, los costos sociales, ambientales y económicos son altísimos, en si perdemos el sentido de nuestra verdadera existencia.
Todos podemos hacer algo por enriquecer nuestras aguas, por recobrar los colores vivos de la vida, por oxigenar nuestra sociedad, por hacer de esta pecera un mundo diferente, cada corazón puede convertirse en un arrecife de coral, y ser un autentico ser humano.
Que maravilloso seria nadar en aguas limpias, poder vernos a los ojos todos y cada uno, limpiar nuestras almas y ser seres realmente vivos!
Buen café para todos esta noche!