noviembre 25, 2011

Elogio de la mujer brava



Elogio de la mujer brava 

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

Por: Héctor Abad 
  
A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden. 
  
La mujer con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran "no más usted me avisa y yo le abro las piernas", siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias). 
  
A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos. 
  
Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo. 
  
Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso. 
  
Los hombres machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, ¡sed de vida larga y de conocimiento
  
Por esas mujeres bravas!!!!!!!!!!!!!

noviembre 14, 2011

GUARIDAS SECRETAS Y CONSTRUCCIONES IMAGINARIAS

Buscando, creando, jugando...

Recolectando materiales 

 GUARIDAS SECRETAS Y CONSTRUCCIONES IMAGINARIAS
El ser humano ha tenido la necesidad de habitar espacios  desde su origen,  construir moradas, encontrar  una zona a salvo donde anidarse y  cubrirse de la intemperie, los peligros, la oscuridad, los animales entre otras adversidades  para poder resguardar nuestro cuerpo, el de nuestros seres queridos y nuestras pertenencias marcando un espacio de propiedad privada.
A través del tiempo hemos habitado cuevas,  guaridas, pirámides,  castillos, calabozos, casas, edificios, lugares accesibles o imposibles,  construcciones insólitas  como una utopía posible,   el espacio es nuestra casa, nosotros nos apropiamos de él, lo dividimos, lo cercamos, o lo multiplicamos en grandes  proyectos urbanísticos, pero existe un espacio más próximo que desde niños hemos habitado, inventado, generado, soñado:  la guarida secreta  hecha con la sábana de la cama y  una palo de escoba,  nuestra  área privada  de “no traspaso”,  el  espacio diseñado a la medida del cuerpo  y a las necesidades personales del  inconsciente.
Nuestras guaridas adquieren autonomía,  adquieren  funcionalidad de distribución en el espacio íntimo, tienen características atemporales por que habitan desde el lenguaje del mundo del juego. Nuestras casas y guaridas secretas son grandes construcciones simbólicas que sostenidas de un hilo se edifican solemnes como murallas de piedra. Me refiero a guaridas  clandestinas, espacios fantásticos, místicos, heroicos  donde habitan personajes ingeniosos!   (Catapulta).

La tarde de ayer domingo el equipo ECO CRAFT  compuesto por Los Bou junto a los Dreyer participamos en la construcción de nuestra guarida secreta, el concepto fue el de una familia de biólogos y astrónomos que van al campo a construir un observatorio, nos situamos en el verano, de día la familia se dedica a la observación de animales como pájaros, mariposas, insectos, etc., y por la noches a la observación de estrellas, constelaciones, planetas, etc.
Los materiales de la construcción en su mayoría son todos reciclables y obtenidos del entornos en el que nos encontramos, en este caso en el campo, hemos ocupado madera, bambú, pita, piedras, zacate, etc.
La experiencia de trabajar en equipo con los niños y niñas de la familia es muy enriquecedora, es increíble como los más chicos aportan las ideas más grandes, y resulta interesante como los adultos vamos trabajando la conciencia de los pequeños en cuanto al valor que tiene una vivienda por sencilla que ésta sea. Demostrarnos que una vivienda necesita de la armonía de sus habitantes para que esta pueda transmitir la vida y el sentir de quienes le habitan.
No dejamos pasar la ocasión para sentir un poco la vulnerabilidad de los seres humanos que lastimosamente viven en casas de cartón, plástico, lamina, o simplemente duermen en las calles sobre una caja, es decir en condiciones infrahumanas y qué gracias a proyectos como Hábitat  y Un techo para mi país algunas familias tienen ya una vivienda digna.
Antes de que los diferentes equipos iniciáramos la labor de construcción fuimos invitados a ver el trabajo de SimónVega, quien sería el jurado para seleccionar los 3 primeros lugares ganadores en el proyecto, Vega trabaja principalmente con dibujo, escultura efímera e instalaciones elaboradas con cartón, madera y materiales reciclados. Nacido en El Salvador en 1972, obtuvo una Licenciatura en Artes Plásticas por la Universidad Veracruzana, México y un Master en Arte Contemporáneo por la Universidad Complutense de Madrid. Sus series "Ciudades Perdidas" y "Sub Tropical Marginalia" fusionan edificios legendarios y las utopías arquitectónicas modernistas del siglo XX con la arquitectura informal y la estética de las zonas marginales tercermundistas. Ha expuesto su obra de manera individual en Portugal, España, México, Estados Unidos, Canadá y El Salvador; participó en las Bienales Centroamericanas del 2002 y 2004, en la IX Bienal de La Habana en Cuba (2006) así como en la exposición "Bartered States" en el Bronx River Art Center, New York, N.Y. (2009) y "Coca-Colonized" en el Hilger BROT Kunsthalle, en Viena, Austria (2010), entre otras. Actualmente reside y trabaja en El Salvador.
Los fondos recaudados de este evento serán destinados a la construcción de viviendas  en zonas de vulnerabilidad afectadas recientemente por las lluvias del pasado mes de Octubre 2011. Campaña de reconstrucción a cargo de: “Un Techo Para mi País”.  
Si no me equivoco fuimos 10 guaridas las participantes, en cada una se podía ver un despliegue de creatividad sin límite, la diversión nos acompañó minuto a minuto, se nos regalo una tarde de verano magnifica y al caer la noche estábamos exhaustos, nos abrigaba un cansancio lleno de orgullo, de satisfacción y camaradería.
Al caer la tarde nos acompañó  el toque musical de  HARRY PAYUTA y su concierto de SITAR, un verdadero regalo para el alma.
No me queda más que darle las gracias a Simón Vega y Alexia Miranda, por crear estos espacios tan maravillosos, por darnos la oportunidad de crear, inventar, compartir, jugar, concientizar, sonreír y sobre todo agradecer.
Un domingo maravilloso haciendo arte en familia.
Fátima haciendo arco para la entrada

Rodrigo corrigiendo detalles

Fati instalando arco 

Equipo ECO CRAFT

Los Bou

con dos de mis tres ángeles.

Thalía y Ale pintando cuadros 

Habitando el observatorio 

Gabi y Maye escuchando a Harry Payuta

noviembre 12, 2011

"Mi ángel, mi todo, mi yo...

A mamá, que un día de estos me pregunto qué lugar ocupa en mi vida, para usted que está en mi ADN, en mis hijos, en los latidos de mi corazón, en mi esencia.
San Simeon Beach Ca.

Una noche de estas pensaba en lo maravillosas que fueron mis vacaciones recién pasadas, y una de las cosas que más extraño de ellas fueron esas horas  en las que Mayelita compartió con su  madre.



Tengo 20 años de haberme estrenado como mamá, y en el afán de educar a tres chicos olvide que yo también soy hija, pero la vida me tenía una sorpresa estas vacaciones.

Mochila al hombro e iniciando mi nuevo kilómetro de vida, llegué a California, tierra de múltiples colores que siempre me han enamorado, paraíso terrestre que me seduce con sus atardeceres, sus playas y montañas, pedacito del mundo adonde residen mis seres amados.



Cuando nació mi primero hijo, también nació una nueva manera de querer a mi madre, para ese instante yo estaba experimentando el más grande de los amores, mi vida se extendía y entonces comprendí, qué soy la extensión de la vida de mi madre.

He pasado 20 años siendo:  Mo, Gugi, Mamux, Mamuxta, Coco, Ma, Mami (sobrenombres con los que mis hijos me llaman) de dos chicos y una chica, he sido consentidora a más no poder, pero también he dibujado con ternura los límites de la vida, les he mostrado cuan duros pueden ser los días y le he enseñado que todo es aprendizaje, que no hay nada que ellos no puedan alcanzar, los he abrazado, les he dicho infinidad de veces cuanto les amo, he llorado y reído con ellos, he celebrado sus triunfos y en silencio he llorado sus fracasos. Veo a mis hijos y sé que aunque muera mi esencia seguirá viva. Pero en ese afán de darle a la humanidad buenos muchachos olvide que yo también soy hija, soy la continuación de mi madre, la esencia de su ser.



Llegue a California, sola, sin mis hijos, llegue a los brazos de mi madre y mis hermanos, Mayelita se insolentaba desde que volábamos en el avión,  ella sabía mejor que yo, qué estas eran sus vacaciones, lo podía saborear desde que nos despedimos de Pablo, Rodrigo y Fátima, les vio con ojos de ternura, sonrío para ellos, levanto su mano, susurro un “los amo” y como arte de magia un peso de los hombros había desaparecido.



California estaba despidiendo su verano boreal cuando llegamos con Mayelita, y aunque los días ya no eran tan largos, nos dispusimos a vivirlos sin tiempo ni medida, 5 semanas sin reloj ni calendario, las tardes de otoño nos dieron sus colores terracota con una alfombra de recuerdos guardados en el limbo de las hojas, páginas que ahora cuentan las historias del verano, tuvimos  atardeceres silenciosos de bronce y oro adonde nuestra sombra danzaba junto al alma para enamorarlos y no dejarlos ir.



Con el alma ligera, y con una chiquilla alborotada dentro de mi piel,  una noche entré al cuarto de mi madre, debo dedicar un pedacito de mis letras a decirles qué, ese cuarto es maravilloso, todo está en su lugar, mágicamente se encuentran desde un alfiler, botones, tijeras, crema para la piel, herramientas, navidades atrapadas en una bola de cristal, los cuadros de Vangogh y Monet,  hasta un Ipad, pasando por huevos Faberge, música clásica, películas, libros, galletitas y dulces en las gavetas de noche por si nos da hambre en la madrugada, en las paredes la historia de mi madre, fotografías de su juventud, de sus viajes, de sus años de guerrera de la vida, de sus 4 hijos y una estela de nietos y bisnietos que le inmortalizaran la vida.



Entré al cuarto y mi madre me invitó a ver una película con ella, “Perfume de Mujer” 1974, con Vittorio Gassman una comedia genial, llena de lecciones imposibles de olvidar.

Teníamos años de no reír con mamá de esa manera, desde la tarde aquella en la que vimos la película de “La Dama y el Zorro” y de la cual todavía nos partimos de la risa recordando, 25 años atrás y nuestros buenos recuerdos nunca nos abandonan.



Perfume de mujer, fue la que marcó nuestras noches y madrugadas de películas, Mayelita para la segunda noche ya estaba instalada en la camita de su mami, apenas y cabíamos, y fue precisamente la pequeñez de la cama la que hizo descubrir qué por muchos años olvidé ser hija, por estar siendo madre, de pronto me sentí pegadita a los brazos de mamá, Mayela descansaba con una paz que no puedo describir, mientras Mayelita se aferraba a los brazos de esa mujer que le trajo al mundo, podía sentir la grandeza de su alma, la fuerza de su carácter, la ternura retenida y qué en ese momento dispusimos a entregarnos, acariciaba su piel como quien tiene una frágil historia de 85 años sobre su mano, la vida me estaba sorprendiendo, me daba un regalo inesperado, la vida me demostró lo afortunada que soy al tener a mi madre.



Me costó mucho retener mis lágrimas de alegría, el Sr. Ludwig van Beethoven en su película “La Amada Inmortal” fue testigo de mis emociones, los espíritus de Mayelita y de mamá danzaron sobres sus cuerpos, ambas embriagadas con la novena sinfonía y al terminar… un suspiro se nos arrancó del alma, por mi pensamiento pasaron las palabras de Beethoven escritas en una carta a su amada inmortal, esa noche Mayela las repitió en silencio para su madre:



"Mi ángel, mi todo, mi yo...





La sensación de volver a ser hija, me dejo el alma cristalina, llena de la dulzura que solo nace entre las madres y las hijas, bendita complicidad femenina.

La madrugada que volaba desde California hacia San Salvador, con mi corazón partido, con la tristeza y la alegría jugando con mi cuerpo, Mayelita se preguntaba por qué las hijas cuando crecemos y nos convertimos en madres, dejamos a un lado la camaradería, las noches de pijamas con nuestra mamá, le decimos tantas veces un te amo a nuestros hijos que olvidamos dárselo a nuestra madre, la relación se hace más formal, ahora ambas conocemos el don de la maternidad, nos volvemos compañeras de lucha, y dejamos atrás, en el olvido que hay una mujer que nos ama, nos consiente, y que jamás nos dejara de ver como sus bebes.



En San Salvador mis tres hijos me esperaban, los abracé con amor profundo y con una tierna sonrisa Mayelita también les abrazó.



Atardecer en las playas de California.(fotografías de Luis  Lainez)

Un verde maravilloso en Yosemite National Park Ca.